Tu Corazón | 05 oct. 2018

Sedentarismo

La Organización Mundial de la Salud considera al sedentarismo como una de las principales causas de enfermedad cardiovascular y afirma que más del 60% de la población mundial es sedentaria, definiendo como tal a aquella persona que no realiza al menos, 30 minutos diarios o suma 150 minutos semanales de actividad física regular.

Está comprobado que realizar más de 150 minutos (2 horas y 30 minutos) de actividad física moderada o una hora de actividad física vigorosa semanalmente reduce en un 30% el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular.

Además, una persona físicamente activa tiene mayor y mejor esperanza de vida, independientemente de los factores hereditarios que tenga. La actividad física, a cualquier edad, previene numerosos problemas de salud crónicos, incluyendo la enfermedad cardiovascular ya que ayuda a controlar la presión arterial, los niveles de lípidos y glucosa en la sangre y mejora la salud de los vasos sanguíneos.

Aún en los casos en los que haya factores de riesgo cardiovascular, una persona físicamente activa, reducirá el riesgo de muerte prematura en comparación con las personas inactivas que no tienen factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.

Beneficios de la actividad física regular según la Organización Mundial de la Salud:

  • Reduce el riesgo de muerte prematura.
  • Reduce el riesgo de muerte por enfermedad arterial coronaria y por accidente cerebro. vascular, que constituyen 1/3 de todas las muertes a nivel mundial.
  • Reduce el riesgo de desarrollar enfermedad cardiaca, cáncer de colon y diabetes tipo 2.
  • Ayuda a prevenir la hipertensión arterial.
  • Ayuda a controlar el peso corporal y disminuye el riesgo de desarrollar obesidad.
  • Previene y reduce la osteoporosis y el riesgo de fracturas.
  • Reduce el riesgo de desarrollar dolor de espalda.
  • Ayuda a desarrollar y mantener sanos huesos, músculos y articulaciones.
  • Promueve el bienestar psicológico, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión.
  • Previene el desarrollo de conductas de riesgo, especialmente en niños y jóvenes como el tabaquismo, alcoholismo u otras substancias, la dieta no saludable o la violencia.